lunes, 18 de marzo de 2013

La playa

La playa


    En el horizonte las olas rompen brutalmente en la orilla, primero una y después otra, no cesan, todas iguales unas detrás de otra van inundando todo a su paso.
    Detrás,al final de la playa se encuentran los árboles, aquellos que permanecen inmóviles ante los cambios. Ante la destrucción. Sin tener derecho a rebelarse por las modificaciones.
Mientras que elevados en el aire están los pajarillos. Que vuelan felizmente sin depender de nada. Ellos aprovechan lo mejor de cada elemento que se cruce en su vida. 
    Ellos van a los árboles y duermen, forman sus propias casas en sus copas. Y al amanecer vuelan hasta las olas y obtienen de ellas su agua. Son libres. No están atados. No están inmóviles viendo la destrucción.
    Y en la playa, en toda la plata, cubriendo la mayoría de la superficie, miles y millones de granos de arena que dejan que los pisen, que los manipulen, que el viento o una ola los cambie de su lugar donde residen. Pero permanecen inmóviles, sin importarle nada de lo que suceda, ya que no conocieron otra cosa, nacieron y morirán rodeados de ello. 
Siete mil millones de personas en todo el mundo. 
Tal solo mil olas, seis mil pájaros, diecisiete mil árboles y el resto arena, insignificantes granos de arena.



Isabel Serrano Durán
2º ESO

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